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Week of August 14, 2022

A Note From Fr. Oswaldo


The Assumption of the Virgin Mary.


All of us who believe in Christ, keep the commandments, participate in the sacraments, live a holy life, joyfully proclaim the Gospel, offer our works of charity and forgive those who offend us, and have the opportunity to go to the Kingdom of Heaven. As a sign of faith and trust in Jesus, we have the Virgin Mary.


The dogma of the Assumption refers to the fact that the Mother of God, after her earthly life, was raised body and soul to heavenly glory. This Dogma was proclaimed by Pope Pius XII, on November 1, 1950, in the Munificentisimus Deus Constitution:


"After raising many and repeated prayers to God and invoking the light of the Spirit of Truth to the glory of our Almighty God, who granted the Virgin Mary his peculiar benevolence; to honor his Son, immortal King of the centuries and victor of sin and death; to increase the glory of the same august Mother and for the joy and happiness of the whole Church. Along with the authority of our Lord Jesus Christ, of the blessed apostles Peter and Paul and with our own, we pronounce, declare and we define to be a divinely revealed dogma that the Immaculate Mother of God and ever Virgin Mary, having finished the course of her earthly life, was assumed body and soul into the glory of heaven".


“In this solemnity of the Assumption we contemplate Mary: she opens us to hope, to a future full of joy and shows us the way to reach it: to welcome her Son in faith; never lose friendship with him, but let ourselves be enlightened and guided by her Word; follow him every day, even at times when we feel that our crosses are heavy. Mary, the ark of the covenant that is in the sanctuary of heaven, indicates to us with luminous clarity that we are on the way to our true Home, the communion of joy and peace with God. Homily of Benedict XVI (2010)”.


We know that we are not perfect as the Virgin Mary is, but we also know that if we put our trust in Jesus and follow him, he will call us, as he called his Mother, to live with him and enjoy eternal life.


La Asunción de la Virgen María.


Todos los que creemos en Cristo, cumplimos los mandamientos, participamos de los sacramentos, vivimos una vida santa, proclamando con alegría el Evangelio, ofrecemos nuestras obras de caridad y perdonamos a los que nos ofenden, tenemos la oportunidad de ir al Reino de los Cielos. Como muestra de fe y confianza en Jesús, tenemos a la Virgen María.

El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus:


Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los si glos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".


“En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con él, sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada día, incluso en los momentos en que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas. María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios”. Homilía de Benedicto XVI (2010)”.


Sabemos, que no somos perfectos como lo es la Virgen María, pero también sabemos, que, si ponemos nuestra confianza en Jesús y le seguimos, nos llamara, como llamo a su Madre a vivir con el y disfrutar de la vida eterna.


Fr. Oswaldo Roche

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